La Iglesia La Luz del Mundo ha practicado el patriotismo desde su misma fundación, cumpliendo en todo tiempo y bajo cualquier gobierno civil los deberes cívicos, que consisten en servir a la patria y procurar el progreso de ella y el bien de nuestros conciudadanos.
Patriotismo es el amor a la patria sin implicaciones nacionalistas; es el sentimiento de compromiso y solidaridad con el país y su gente, que impulsa al ciudadano a dar lo mejor de sí en favor de la grandeza de su patria.
Visto como virtud, patriotismo es la gratitud de todo ciudadano que sabe reconocer los bienes que ha recibido de su patria desde su nacimiento: un idioma, un lugar geográfico donde vivir, una historia, una cultura, una pertenencia, así como el reconocimiento de derechos y libertades. Este patrimonio patrio lo hemos recibido aun antes de que nos hubiésemos constituido en personas racionales y autónomas.
Como integrantes de La Luz del Mundo tenemos el deber de brillar como luminares aun desde la perspectiva cívica, y debemos hacerlo mediante la observancia de deberes tales como honrar a nuestros símbolos patrios (bandera, himno y escudo nacional) y rememorar a los héroes que nos han dado patria y libertad, siendo estas acciones una oportunidad de practicar toda justicia.
Para los integrantes de nuestra comunidad, los deberes cívicos implican el respeto del orden legal establecido, de las leyes del país, de las autoridades legítimamente establecidas, de las instituciones civiles y democráticas, y cuyo cumplimiento va más allá de la euforia característica en las fiestas patrias, así como también de la remembranza eventual de los grandes acontecimientos de la historia de México. Por esta razón, La Luz del Mundo reconoce, cumple y promueve los valores cívicos.
Proclamamos hoy como siempre: somos patriotas, no nacionalistas. Continuaremos como siempre, cumpliendo de manera fiel nuestra misión: ser Luz del Mundo, una divisa que implica, entre otras cosas, ser buenos cristianos para Dios y buenos ciudadanos para el mundo.
