Con el propósito de fortalecer los ideales de la paz, que permiten a los hombres proceder sin violencia y con respeto pleno a los derechos humanos, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció el 21 de septiembre de cada año como el Día Internacional de la Paz.
La paz espiritual es el más grande legado de Jesucristo a los hombres, y una de las bendiciones más importantes que dejó a sus discípulos, por eso se llama con toda propiedad al Hijo de Dios: “Príncipe de paz” (Isaías 9:6).
Acerca de esta herencia mística, estable y duradera, Jesucristo dijo: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da” (Juan 14:27). Hablaba el Señor Jesús de una paz que tiene la virtud de transformar todos los aspectos de la vida de quienes reciben este maravilloso don de Dios.
Los fieles de La Luz del Mundo viven en paz por su comunión íntima con Dios, pero contribuyen también a la construcción de un mundo de paz y de justicia, libre de la violencia en cualquiera de sus manifestaciones, un problema que se ha convertido en la principal causa de conflictos y sufrimiento en todo el planeta. Siguiendo el ejemplo y enseñanza de Cristo, esta comunidad de fe ora diariamente por la paz del mundo, a fin de que las personas, las familias y los pueblos puedan vivir en armonía, encontrar el entendimiento, y eliminar las disputas que en ocasiones los separan.
